La atención médica de los jubilados, un problema de salud públicaivos de la AMAP y conocé tus derechos como trabajador
Mientras de discute la edad jubilatoria, desde el Pami se descuida la asistencia de este grupo vulnerable que requiere de políticas de Estado fuertes
Por el Dr. Héctor Garín
Secretario General de la Asociación de Médicos de la Actividad Privada
La jubilación es un beneficio que se le otorga al trabajador al momento de su retiro. Se supone que después de haber trabajado durante toda su vida, de haber realizado los aportes correspondientes, la jubilación le permitirá vivir dignamente.
Sin embargo, en nuestro país esto es al revés. La jubilación en lugar de ser un beneficio que obtiene una persona después de haber trabajado toda su vida más bien se parece a una condena. En la mayoría de los casos, los jubilados están sentenciados a la pobreza y a perder todo lo que han conseguido durante tantos años de sacrificio. El hecho de que un trabajador pueda continuar en actividad después de los 65 años no solo está relacionado con que las personas viven más tiempo y, en general, llegan a esa edad con un buen estado físico, sino -y aunque no sea lógico- a que muchos lo deben hacer por necesidad.
La edad jubilatoria
Lo adecuado es establecer un límite de edad jubilatoria razonable y a partir de la cual el trabajador que se jubila tenga un futuro digno. No todas las personas están en condiciones de prolongar su vida como trabajador porque llega un momento en que aunque se pueda continuar trabajando, el rendimiento es del 10%, 15% o 50% de lo que hacía en su plenitud.
El médico se resiste a jubilarse porque sabe que si lo hace va a dejar de ganar lo que percibe en actividad. Si se tiene en cuenta que un 95% de los médicos del país son monotributistas y que, excepto algunos casos en que han tenido la suerte de acumular un dinero que lo respalde, si deja de trabajar, la mayoría de estos profesionales no lograría sobrevivir con una jubilación como monotributista. Es decir, el médico está obligado a continuar trabajando hasta que su estado físico y mental se lo permitan, o tal vez muera en el intento y sin haber tenido un solo día de jubilación.
Considerando que las estadísticas señalan que los adultos mayores de 60 años representan un porcentaje cada vez más alto de la población, que la sobrevida se ha extendido y que en muchos casos los mayores están aptos para trabajar, hace años que se debería haber implementado una política a largo plazo.
Políticas de salud
Los funcionarios responsables de administrar los fondos de la caja previsional controlan cómo se gasta ese dinero, pero no se preocupan por tener una política de salud. El Pami cerró la Agrupación de Salud Integral (ASI), que era la responsable de brindarles los servicios de salud a los jubilados de la Capital Federal y ahora no saben dónde ni como proporcionárselos. No obstante, las ambulancias del Same trabajan para poder ubicar a quienes necesitaban internación no solo en la ciudad sino también en el Gran Buenos aires.
En la década de 1990 cuando los hospitales fueron transferidos al ámbito de la Capital Federal, no sé sabía cuál iba a ser el destino del Hospital Rivadavia, que está a dos cuadras del Fernández. En ese momento, desde la Secretaría de Salud habíamos planteado la posibilidad de transformar al Rivadavia en un hospital general de agudos para adultos mayores, ya que en la ciudad hay quinientos mil jubilados y ningún hospital especializado que los atienda. Esa decisión implicaba modificar el tipo de paciente del hospital y ocuparse de un sector desprotegido, pero nunca se concretó.
Propuestas
En el Pami en lugar de gastar el dinero en lo que lo gastan, deberían armar varios equipos multidisciplinarios con las principales especialidades que pudieran ser importantes para la atención de las personas mayores de 65 años, por ejemplo: un geriatra, un ginecólogo, un urólogo, un odontólogo, un neumonólogo o un cardiólogo, y acordar con los presidentes de los centros de jubilados de la Capital Federal un plan de visitas- Realizar un screening, hablar con los pacientes, ver cuáles son las patologías más importantes y elaborar una historia clínica de cada uno. Esto significaría hacer un relevamiento del estado de salud de los jubilados y detectar patologías en estadios más precoces de los que presentan cuando ingresan a los lugares de internación, lo que permitiría mayores posibilidades de tratamiento y seguramente mejores resultados.