El papel que debe cumplir el Ministerio de Trabajo
La actual gestión parece no entender que los sindicatos pequeños, como los de los médicos y profesionales, necesitan del acompañamiento de esta cartera
Por el Dr. Héctor Garín
Secretario General de la Asociación de Médicos de la Actividad Privada (AMAP)
La actual gestión del Ministerio de Trabajo parece no entender que los sindicatos pequeños, como es el caso del de los médicos y profesionales, necesitan del acompañamiento de esa cartera para que contribuya a que las negociaciones gremiales deriven en beneficios para los trabajadores. Al cabo de más de veinte meses de gestión, el ministro Jorge Triaca y sus colaboradores han ignorado sucesivos pedidos de audiencia.
Acudimos al Ministerio de Trabajo exclusivamente a discutir paritarias o algunas situaciones específicas de conflicto con los representantes de las empresas o cámaras de salud. Sin embargo, la intención de la AMAP va más allá: consideramos que hace falta que las autoridades laborales tengan pleno conocimiento de la situación del sector de la medicina privada y contribuyan a revertir las inequidades laborales y la desprotección que soportan los profesionales de la salud.
Médicos desprotegidos
Resulta paradójico que en la mayoría de los casos, los médicos que trabajan en el ámbito privado no tengan cobertura de salud si no la pagan de su bolsillo: no están cubiertos por la seguridad social. Tampoco cuentan con ningún tipo de licencia para capacitarse y las mujeres no tienen licencia por maternidad ni lactancia.
Gran parte de la comunidad médica padece esta realidad, ya que muchas clínicas, sanatorios y obras sociales tienen a un alto porcentaje de su personal no registrado. Son profesionales monotributistas: carecen de vacaciones y de licencias por enfermedad, entre otros beneficios que establece la ley de contrato de trabajo. Y cuando el médico intenta hacer algún reclamo, los empresarios o dirigentes lisa y llanamente, lo ignoran.
Nadie puede desarrollarse como persona y como profesional si no cuenta con un mínimo de seguridad sobre su propia vida, si es humillado con una remuneración denigrante y es sumido en la incertidumbre del desempleo. Qué decir entonces de los médicos, que cada día tienen la enorme responsabilidad de mantener la salud de sus pacientes y trabajan en la delgada línea entre la vida y la muerte.
Pero, lamentablemente, vemos que a las autoridades del área de Trabajo les interesa, sobre todo, que no se genere inflación: el salario parece ser nuevamente una variable de ajuste. A su vez, su atención se enfoca en las discusiones con la CGT y las entidades grandes de base, que en realidad no requieren de la intervención del ministerio para que sus reclamos se cristalicen.
Los residentes, un grupo vulnerable
Por otra parte, consideramos que las autoridades deberían interesarse por la situación de los médicos residentes en el sector privado, un sector de trabajadores que en la enorme mayoría de los casos está sometido a jornadas de trabajo muy extensas, con escaso lapso de descanso diario, con una absoluta disparidad en las retribuciones tanto en sus montos como en la forma de contratación. Abundan los casos en los que a los residentes se les exige una jornada de 14 horas diarias y guardias de 24 horas, de modo tal que pueden llegar a trabajar cerca de 120 horas semanales cuando la ley de contrato de trabajo fija un límite de 48 horas. Esto significa que trabajan casi el triple que cualquier trabajador de otra actividad. Una situación intolerable desde todo punto de vista.
El Ministerio de Trabajo debe apoyar a todos
El Ministerio de Trabajo está para mediar a favor del más débil en la relación laboral, que sin duda es el trabajador. El ministro Triaca ha dicho que “hay que entender al que despide”. Es muy extraño pensar que un ministro de Trabajo o un sindicalista puedan estar de acuerdo con los despidos. Más que entender hay que establecer mecanismos para colaborar con los empresarios para que generen puestos de trabajo, y no para que desaparezcan.
El trabajo dignifica al hombre, entonces hay que defender a los trabajadores y luchar por sus fuentes laborales. Hay una clara definición que rige a la Constitución Nacional: el principio de igualdad ante la ley y la igualdad de derechos para todos. Ya sea que se trate de un trabajador afiliado a un sindicato “chico”, “mediano” o “grande”. El Ministerio de Trabajo debe apoyar a todos.