Los actores del sector salud frente a las enfermedades infecciosas
En este comunicado institucional, la AMAP fija posición sobre la aparición del coronavirus, y los brotes de dengue y sarampión. Destaca que las medidas de protección del equipo de salud deben garantizarse siempre
Informar, no asustar
Prevenir, siempre
Proteger al equipo de salud, una obligación permanente
La aparición de un nuevo coronavirus, el Covid-19, puso en alerta a los sistemas sanitarios del mundo. Oriundo de China, el virus se difundió por muchos lugares del planeta, aunque hasta el último informe de la Organización Mundial de la Salud se consideran países con casos de trasmisión local a China, Italia (en las regiones de Emilia-Romaña, Lombardía, Piemonte, Veneto), Corea del Sur, Japón e Irán.
En cuanto a las medidas de protección que deben tomar los miembros de los equipos de salud son las que se recomiendan en todos los casos de enfermedades infectocontagiosas:
– Higiene de manos; de acuerdo a las recomendaciones de la OMS
– Uso de guantes,
– Barbijo quirúrgico (se deben colocar y retirar fuera de la habitación del paciente, descartarlo en el lugar apropiado),
– Se debe realizar la higiene de manos luego de retirarse los elementos de protección personal.
– Protección para los ojos o máscara facial, dependiendo de la exposición anticipada;
– Prácticas seguras de inyección o extracción de sangre
En el siguiente link se amplía sobre los cuidados generales para la prevención y control de infecciones asociadas a la atención de la salud: consultar aquí.
Las enfermedades que más preocupan
La tasa de mortalidad del coronavirus es menor al 4% y el 80% corresponden a casos leves o moderados pero a pesar de que no es una enfermedad grave aún no tiene vacuna. En este contexto, nos parece totalmente pertinente que el país active los protocolos internacionales, en los aeropuertos y centros sanitarios, para evitar la propagación del coronavirus. Sin embargo, el tratamiento informativo que los medios de difusión proclives a banalizar la profesión médica y algunos referentes del sector salud hacen del tema, provoca dos situaciones muy cuestionables:
– Genera miedo en la población.
– Desplaza el tratamiento informativo y sanitario que debería dársele a enfermedades que hoy atraviesan una situación muy crítica, como el dengue, el sarampión, la tuberculosis y la sifilis.
En este sentido, el Dr. Ginés González García, ministro de Salud, y la Dra. Carla Vizzotti, viceministra de Salud de la Nación y secretaria de Acceso a la Salud, señalaron que los equipos sanitarios del país se encuentran en una etapa de contención para minimizar las posibilidades de ingreso del nuevo coronavirus, pero a su vez resaltaron que aunque no generen el pánico del Covid-19, el sarampión, la gripe y el dengue son más graves para el país y pronosticaron un aumento de casos de dengue para las próximas semanas. Se estima que en abril será su pico más alto.
A los datos de hoy, el dengue se encuentra en trece provincias, incluida la ciudad de Buenos Aires, y produjo tres muertes. En tanto, por sarampión falleció una persona, la primera desde 1998; el país atraviesa el brote más importante de los últimos 20 años. La clave es la vacunación pero según señalan desde el Ministerio de Salud los últimos años hubo falta esporádica de vacunas y denuncias desde varias provincias por esta situación.
Los minutos que ocupan estas otras enfermedades en los medios de comunicación, así como la difusión de las medidas de prevención, son muy escasas y enormemente menores a la que se destina al coronavirus, que paradójicamente presenta solo un caso en el país, aunque los expertos afirman que es probable que se den algunos aislados.Escuchar audio de entrevista realizada al Dr. Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Gutiérrez.
Sin duda el resurgimiento con más virulencia de enfermedades como el dengue y el sarampión, se vinculan a la degradación que experimentó el Ministerio de Salud durante algún tiempo. Además de la desactivación de programas específicos que se focalizaban en medidas de prevención y trabajo comunitario.
Profesionales de la salud protegidos
En cuanto a las medidas de protección a los equipos de salud deberían estar siempre garantizadas por las autoridades sanitarias y los responsables de las instituciones de salud. No debería ser necesaria la aparición de un nuevo virus para que debamos exigir que se cumplan; los elementos obligatorios para nuestra protección, que forman parte de las condiciones y medio ambiente de trabajo, son responsabilidad del empleador, ya sea público o privado, y debe asegurarlos de forma permanente.
La normativa establece que los elementos de protección son indispensables para prevenir accidentes de trabajo y enfermedades profesionales ante la presencia de riesgos específicos que no pueden ser aislados o eliminados. Estos deben ser provistos por el empleador y en algunas categorías tienen que estar certificados por uno de los dos únicos entes certificadores reconocidos por la Secretaría de Comercio en la Argentina: IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación), Internacional Quality Certifications y UL (Underwriters Laboratories).
Como ocurre en muchos casos, la normativa existe, solo hay que cumplirla y establecer los controles estatales para que esto ocurra. En nuestro país, muchas veces estos elementos de protección escasean, o son los propios profesionales los que se los terminan proveyendo. Lo que habla, una vez más, de la enorme crisis de nuestro sector. Si no se cuida a quienes son los responsables de cuidar a la población, es muy difícil garantizar el funcionamiento adecuado del sistema de salud.
Por otra parte, más allá de las responsabilidades del Estado cada uno de los que integramos los equipos de salud tenemos una responsabilidad individual: la de cuidarnos, utilizar cada uno de estos elementos en los casos que corresponda.
Como sostenemos desde hace tiempo desde la AMAP: “No hay salud sin médicos, no hay buena salud sin médicos con salarios dignos, no hay buena salud con médicos disconformes”. Hoy podríamos sumar a nuestra consigna gremial: “No hay buena salud sin médicos protegidos”.