Nota de opinión. LA DESTRUCCIÓN DE LA PROFESIÓN MÉDICA
Por el Dr. Héctor Garín, Secretario General de la AMAP. Se analizan las diferentes situaciones que ponen en riesgo el ejercicio de la Medicina y atentan contra el trabajo médico y el sistema
Hacia final del año pasado planteábamos que se estaba matando a la medicina privada. Señalábamos la actitud equivocada de los empresarios que ofrecen sueldos y condiciones de trabajo indignas, y no solo avasallan los derechos de los trabajadores de la salud sino que también, colocan al sistema en una encrucijada muy difícil de resolver.
Hoy, unos meses después debemos profundizar nuestro análisis, y redoblar nuestras preocupaciones: lo que se está matando es a la profesión médica. Al maltrato, los salarios bajos, el ambiente laboral inapropiado, la violación de los convenios colectivos de trabajo, se suma un hecho que afecta una cuestión de fondo: están socavando la vocación.
Los médicos jóvenes se topan con un escenario laboral, muchas veces hostil, que los aleja de la vocación. Se reciben sin conocer el mercado laboral, con lo cual se genera luego una gran frustración. No se encuentran con el “lecho de rosas” que imaginaron para ejercer, y rápidamente se dan cuenta que no van tener el reconocimiento que esperaban, ni ganar el dinero que merecen ganar. Muy pronto, ya desde el desvirtuado sistema de residencias (antes funcionaba como un verdadero espacio de capacitación de estudio y práctica profesional) comienzan a percibir la perversidad del sistema: por un lado, alta exposición al conflicto, al riesgo, a las dificultades, y por otro lado, muy pocas instancias de contención y muy escaso reconocimiento social.
Toda esta realidad no solo va en desmedro de la profesión sino también del médico como persona. Como sociedad generamos médicos frustrados, infelices y disconformes, y muy lamentablemente a veces arrepentidos de haber elegido la medicina como profesión.
Un objetivo de nuestro gremio es lograr la felicidad de nuestros representados y su realización como individuos. En síntesis, la concreción de la plenitud: no únicamente conseguir que tengan un trabajo digno bien remunerado, sino también velar por el colega en su dimensión humana. Hoy la mercantilización de la medicina va en sentido contrario. Al punto de pretender ubicar al médico como material descartable. Podemos decir que se está dando un atropello contra nuestra profesión, que no solo nos perjudica a los médicos sino que pone en jaque la viabilidad del sistema. Están destruyendo la profesión, especialidades como la emergentología, neonatología, terapia intensiva que tienden a desaparecer, y cuyos cargos cada vez son más difícil de cubrir; médicos atemorizados, mal pagos, que trabajan en condiciones y medio ambiente de trabajo precarios. Una realidad más que preocupante.
Sin embargo los médicos, siguen siendo “la gallina de los huevos de oro” para los empresarios de la salud. Rara contradicción: no cuidan a quienes les permiten sostener e incrementar sus ingresos.
A diario, la AMAP lleva adelante numerosas gestiones ante empresarios, reuniones ante el ministerio de trabajo, encuentros para defender los derechos de sus afiliados, para lograr beneficios, para mejorar salarios. No hay duda que en los pocos años de vida que tiene la entidad, las conquistas han sido muchas: miles de médicos han conseguido relación de dependencia, negociaciones paritarias de sus salarios, y fundamentalmente un ámbito que se esfuerza para contenerlos, escucharlos, ayudarlos y que pone todo su esfuerzo para impedir que destruyan a la profesión médica, esfuerzo que implica además luchar por el derecho a la salud de todos los habitantes de nuestro país.