Debe existir compromiso real de todos los sectores para disminuir el gasto en salud

Por el Dr. Héctor Garín. Análisis sobre el gasto en salud y el rol del médico y el cuestionamiento que se hace a su accionar, así como la exigencia que se le impone de recortar el gasto

Los recursos en salud son siempre finitos. El equipamiento y los insumos han aumentado marcadamente, especialmente los importados que ya no están al alcance de todos los prestadores del sistema, solo las grandes empresas van a poder seguir comprándolos y actualizándose.
De todas maneras, siempre hay acciones que se pueden efectuar para lograr brindar contención al paciente sin necesidad de contar con equipamiento ultra sofisticado. El paciente necesita que lo acompañen, lo escuchen, lo atiendan y lo respeten, estos aspectos son mucho más importantes que una extensa lista de estudios que a la larga, muchas veces, demuestran que la persona está clínicamente sana. Entonces, los recursos se van rápidamente en estudios y se descuida un aspecto clave que el médico aprendió en su formación: escuchar, tocar, ver y examinar.

A veces no es necesario tanto gasto. Sin embargo, la Justicia, a través de los juicios por presunta mala praxis, podríamos decir que casi empuja al médico a solicitar una batería de estudios para no quedar desprotegido ante una denuncia; e inclusive si se presenta alguna demanda, para justificar que hizo todo lo necesario.

Con la judicialización de la medicina, en algunas oportunidades, los médicos no están eligiendo los tratamientos, sino que son los jueces, aun en casos de medicamentos en etapa experimental. Si el juez dicta un amparo, finalmente decide que se practique el tratamiento que solicitó el paciente. Lo que nos preguntamos es: ¿dónde aprendió medicina un juez como para decidir lo que hay que hacer? Aunque se base en asesores médicos, estos no han visto el paciente y que no se responsabilizan por los resultados.

En general el tratamiento, la medicación, la intervención o los estudios que se dictaminaron efectuar son los más costosos, y resulta que se trata de la decisión de un juez, y no de un médico. Este es un error que genera un gasto innecesario en salud, además del maltrato a que se ven sometidos los colegas en su ejercicio profesional. El médico debería saber y poder manejarse, pero es mayor el miedo a perder su casa o el título, y entonces pronto cae en una medicina ultradefensiva.
Siempre pensamos en estrategias para abordar el gasto en salud, y cada vez es más difícil porque vemos que los hechos de la realidad complican el escenario, y en verdad se trata de una situación que “podría arreglarse” haciendo reuniones entre los sectores involucrados, donde todos asuman el compromiso de trabajar por el mantenimiento del sistema de salud.

Cuando decimos todos los actores, nos referimos a la política, que mira para otro lado en este tema; a la Justicia; los laboratorios; la industria; las prepagas; las obras sociales; las clínicas; sanatorios; y por último, los médicos. Podemos llegar a una solución en la medida en que exista un compromiso real de todos los sectores. Por ejemplo, si los médicos se comprometen a no hacer estudios excesivos, pero luego la Justicia avala un juicio, no hay salida. Es necesaria una acción mancomunada entre todos los sectores involucrados en la salud, es la única medida que podría encontrar un viso de solución al alto gasto en salud, pero es muy difícil, casi imposible en la medida en que no estén dispuestos a perder algunos de los beneficios, por ejemplo, que los medicamentos no aumenten, o que para ganar más dinero cambien su nombre o modifiquen fórmulas que les permitan aumentar esos precios legalmente, u opten por dejar de fabricar el medicamento mas barato; que la industria ajuste valores de los insumos y de los equipamientos; que las prepagas resignen algún punto de la venta; que los médicos economicen gastos, siempre que la Justicia entienda, que provocó una medicina defensiva y que trate de evitar que cada vez sea más defensiva.

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