El concepto de productividad aplicado a la medicina
Los médicos están preocupados por la invasión de conceptos mercantilistas. Se cree que se puede aplicar el mismo análisis que se emplea en objetos materiales a la tarea médica. Es una aberración
Por el Dr. Luis Japas, secretario Adjunto de la AMAP
“La Economía se basa en las relaciones humanas, y no al revés” Tyler Cowen
La idea de productividad aplicada al trabajo puede ser expresado por la correlación entre el gasto de trabajo (insumos) y la cantidad de bienes materiales producidos (resultados). La productividad suele estar ligada a la eficiencia y al tiempo: cuanto menos tiempo se invierta en lograr el resultado anhelado, mayor será el carácter productivo.
Desde algunos sectores se busca aplicar este concepto al sector salud y al trabajo médico, pero ¿es posible hacer esta traslación?
Una cuestión puede ser buscar la optimización en las diferentes áreas y funciones de una institución sanitaria, ya sea un hospital o un sanatorio, y otra muy diferente es aspirar a la productividad del efector final, el médico, en relación a la atención que le provee a los pacientes.
Los médicos estamos preocupados por la invasión de este concepto mercantilista o economicista en el trabajo médico, que interpreta que se pueden aplicar los mismos elementos de análisis económico que se emplean en objetos materiales a la tarea médica, y esto es una aberración.
En el sector privado de la salud los empresarios ponen en juego la noción de rentabilidad pero, cuando el producto final de un proceso que vincula resultados con gastos y tiempo es la salud de la población, esta ecuación no cierra. Como profesionales de la salud entendemos que la única unidad de medida posible es el bienestar de nuestros pacientes, y en este punto nos enfrentamos a una realidad muy distinta: los dueños de las clínicas nunca miden los resultados en términos de la salud de sus afiliados. Intentar unir estas dos concepciones contrapuestas es como querer juntar el agua con aceite.
Ahora, ¿cómo medir entonces la productividad del trabajo médico? Es evidente que no puede ser tratado como un producto cualquiera, porque el producto de su trabajo es un derecho: la salud de la población.
En este contexto una forma que tienen los empresarios de aumentar sus ganancias es distorsionando la forma de contratación de los médicos, brindando condiciones de trabajo precarias, manteniendo salarios bajos y recortando derechos laborales. Es decir el médico es muchas veces la variable de ajuste que está más a la mano.
Otro camino para lograr mayor rentabilidad y reducir costos, es estipular tiempos reducidos para las consultas. Pero como dijimos no se trata de un producto convencional; se puede medir cuantos televisores se ensamblan en una hora, pero no cuántos pacientes se atienden en un consultorio, en una guardia o en una ambulancia. No se puede hablar de un tiempo promedio porque todos los casos son diferentes, pero se premia al médico que en un tiempo determinado atiende, por ejemplo, a cinco personas, y se presiona o se castiga al que atiende a dos en ese mismo lapso. Sin embargo, lo que para el empresario es una mala performance, medicamente es lo correcto; dedicar la atención adecuada, más allá de los beneficios evidentes para la salud, puede reducir gastos porque se evitan análisis o segundas consultas.
El sistema pone al médico en ese lugar incómodo y desagradable. Pero las pretensiones de que apure la consulta no deben hacerle olvidar que en el momento que está frente al paciente debe actuar independientemente de las presiones de la empresa para la que trabaje. No ceder ante esta presión empresaria es la mejor salida porque, además, cuando esa presión se instala se crea una cultura de la consulta rápida, superficial, que puede afectar la calidad de la atención y por otro lado, aumentar el riesgo legal de la praxis médica, y con ello los juicios contra los colegas.
Introducir el concepto de mercado en el sector de la salud termina deshumanizando el modelo de atención médica que la población exige y merece.