Conferencia en la AMAP: «Bioética y humanización de la medicina»

El rabino Abraham Skorka, el sacerdote Juan José Milano y el pastor Marcelo Figueroa expusieron sobre temas centrales de la profesión y sus actuales desafíos.

El III Congreso Nacional de Representantes Gremiales que se realizó el 7 de noviembre en el marco del décimo aniversario de la AMAP, además, de plantear temas de interés gremial y laboral, se propuso ubicar en el centro del debate un tema clave para la medicina hoy: la bioética y la humanización de la profesión. El rabino Abraham Skorka, el sacerdote Juan José Milano y el pastor Marcelo Figueroa analizaron esta problemática, en la primera actividad programada durante este evento.

Milano: “Todos tenemos una misión que cumplir”

El padre Juan José Milano inició la charla y en su intervención remarcó: “Quiero hablarles no solamente como religioso, sacerdote, como humanista en mi formación religiosa, sino también como psicoterapeuta de pacientes oncológicos que me llevan a conocer bien el trabajo que los médicos desempeñan. Y les digo que los médicos están a la cabeza de los profesionales que se enferman de burnout, que se quiebran por el sistema de hoy que es poco saludable. Casi paradójico: un sistema de salud poco saludable para el médico, para el paciente y para la familia”.

Por otra parte, Milano se refirió al rol integral del médico: “El objetivo de mi trabajo es humanizar. Todos tenemos una misión que cumplir, y eso se asocia a la vocación, a la pasión, a lo que soy y lo que voy hacer. Si alguien tiene claro eso, voy a tener frente a mí a un gran profesional. Y acá introduzco una cuestión clave: ¿A qué tipo de médico busca un paciente hoy en día? ¿Al sofisticadamente formado en tecnología o al médico humano, al que lo contiene? Sin duda al médico que ayuda, acompaña, escucha y comprende. Busca al médico humano. Si no somos capaces de ver la persona detrás del síntoma, somos simplemente técnicos. El ojo clínico, la intuición, el factor humano hacen que se pueda captar más allá incluso de los análisis clínicos y saber qué le está pasando a la persona”.
“Se ha perdido lo más importante que tenemos para dar, las tres C: curar, cuidar y consolar. El paciente confía en nosotros, hay que saber acompañar en la etapa final. Somos humanos, no técnicos nada más”, concluyó el sacerdote.

Skorka: “El médico debe tener dentro de sí un algo de Dios”

El rabino Abraham Skorka retomó el tema de la necesidad de una medicina humanizada y del rol de la tecnología: “El hombre es un ser mucho más complejo que una mera máquina y requiere para su cuidado integral un tratamiento también sobre su psiquis. Y el médico debe acompañar en ese sentido. ¿Cómo va a confiar el hombre que está sufriendo una enfermedad meramente a un técnico? No me quedan dudas viendo el avance de las computadoras que va a llegar el momento en que el diagnóstico que hagan va a ser tremendamente sofisticado, imagínense que alguien recibe un papel donde le dicen qué es lo que tiene, cómo debe tratarse y qué tiempo de vida le queda. ¿Hacia qué mundo vamos? Yo no creo que las computadoras vayan a dominarnos, siempre y cuando nosotros desarrollemos el cerebro, siempre y cuando seamos profundos. Las computadoras pueden resolver problemas muy difíciles más rápido que nosotros, pero nosotros podemos encontrar algo nuevo, descubrir, inventar; las computadoras, no. Ellas dependen de nosotros”.
Además, Sorka hizo alusión a dos versículos de la Biblia como enseñanza para explicar: “Por un lado el Dios de que nosotros llevamos una chispa de su espiritualidad nos sirve para curar nuestra salud y por otro lado la técnica del médico sirve para curar las enfermedades, pero el médico al mismo tiempo debe cerrar el círculo y tener dentro de sí un algo de Dios, un algo superlativo”.

Figueroa: “La persona por encima del dogma”

Finalmente, el pastor Marcelo Figueroa, hizo un paralelismo entre la medicina y la religión: “La religión que no tenga en cuenta la humanidad o el humanismo se puede transformar en un escapismo o en un acto mercantilista. El evangelio de Lucas, que es el más humano, resalta la humanidad de Jesús como médico integral, porque ponía la persona por encima del dogma y de las enfermedades mal vistas por la sociedad y hasta de los poderes constituidos a los que Jesús se enfrentó. Es interesante que Jesús médico nunca miró a sus enfermos por arriba de los hombros, sino que los miró como humanos. Esto nos ayuda a que nos veamos todos iguales tanto enfermos como médicos, ya que nos necesitamos mutuamente”.
“El sistema capitalista ha tomado la medicina como una industria donde el hombre es solamente un elemento que toma la píldora, por eso es importante que médicos y pacientes, en una sociedad donde todos nos necesitamos los unos a los otros, nos miremos de frente, y de esa manera nos ubiquemos próximos unos de los otros. Pongamos nuestra espiritualidad para sanar las heridas del alma”, concluyó Figueroa.

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