Opinión AMAP. La grave situación que atraviesa Osplad

En esta nota el sindicato denuncia que la desidia de las autoridades de la Obra Social de los Docentes genera una situación límite tanto entre los trabajadores de la salud como los afiliados

AFILIADOS Y TRABAJADORES, REHENES DE OSPLAD

OSPLAD no solo no cumple con el pago de salarios en tiempo y forma, sino que pone a sus afiliados en una situación límite que los deja expuestos a tal punto de quedar desprovistos de la cobertura de salud que les corresponde.
Como rehenes de la obra social, ya que no pueden optar por otro prestador de salud, los docentes, y quienes se atienden en vigencia de diferentes convenios, son sometidos a situaciones de elevada precariedad en la atención de su salud y (equipamiento obsoleto, falta de personal en muchas áreas, carencia de insumos, etc.). Paralelamente, los médicos y profesionales de la salud, también, son sometidos a una extrema precariedad laboral: salarios pagos en cómodas cuotas y con mucha demora, bonos impagos, recategorización profesional postergada, paritarias muy desactualizadas, etc., etc., etc.
¿Cómo puede seguir funcionando una institución en estas condiciones? La respuesta es una: gracias a su equipo, al compromiso de su plantel con la salud de los afiliados, a la vocación de los trabajadores de la salud. ¿Pero es justo que un grupo de responsables gremiales se abusen de los trabajadores de la salud? La respuesta, también en este caso, es solo una: ¡no!
Ante este escenario en el que no se garantizan las condiciones de trabajo para los médicos y profesionales de salud, la AMAP y la Femeca realizarán una denuncia frente a los Ministerios de Trabajo y Salud. Es hora de que los funcionarios intervengan ante la desidia de la obra social de los docentes, que ve desmoronarse una institución creada hace más de 35 años para cuidar la salud de los maestros. Vivimos una realidad muy penosa pero innegable: en estas condiciones OSPLAD no puede seguir brindando una buena salud. Es insostenible que continúe dando servicios si no garantiza condiciones de trabajo y salarios dignos y si no cumple con las prestaciones que son su obligación. Ninguna institución puede mantenerse a costa del trabajo precarizado de hombres y mujeres, que a pesar del avallasamiento de sus derechos y del maltrato no abandonan su deber.
Hoy, OSPLAD atraviesa su crisis más profunda, y con ella la desidia de sus autoridades arrastra a sus trabajadores y a sus afiliados hacia un terreno empantanado del que será muy difícil salir.

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